«Pastel Dulce» de M.G. Apicio.

•abril 12, 2008 • Deja un comentario

Seguimos con otra receta dulce de Apicio (ver el primer post de la sección), un pastel con ingredientes algo singulares. Hemos de valorar en su justa medida el enorme tiempo transcurrido entre la época de nuestro Gourmet y la nuestra y intentar cocinar con rigor y curiosidad este postre exquisito. No sé, quizás hasta el mismo Nerón lo degustaba en el Palatino mientras recitaba sus poemas, todo ello mientras veía arder Roma de punta a punta…

Preparad la libreta de notas, que ahí va:

Pastel Dulce.

  1. 250gr de nueces.
  2. 50 gr de piñones.
  3. 5 gr de pimienta.
  4. 4 cucharadas de miel.
  5. 2 cucharadas de salsa de soja.
  6. 2 cucharaditas de pasta de anchoas.
  7. 1/2 litro de leche.
  8. 3 huevos.
  9. 2 cucharaditas de aceite de oliva virgen extra.

Tostar las nueces y triturarlas junto con los piñones y la pimienta. Mezclarlo con la miel, la salsa de soja y la pasta de anchoas (para hacerla tan sólo es necesario meter en el mortero varias anchoas limpias y desaladas previamente -no sirven las de lata- y triturar la mezcla con una pizca de orégano. El resultado es una imitación del mítico producto romano «el Garum», del que nos ocuparemos otro día). mezclar aparte la leche, los huevos y el aceite y batirlo bien, añadiendo a continuación la pasta de piñones, nueces, soja y anchoas.

Preparar un molde y añadirlo todo. cocer al baño maría durante 1 hora vigilando para que cuaje. Dejarlo enfrirar y reposar. Se sirve frío o del tiempo.

Buen provecho.

La Gran Pirámide de Keops

•abril 4, 2008 • Deja un comentario

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Hace unos años, pude cumplir un sueño de infancia. Recuerdo con especial frescura ese día porque la vida es extremadamente caprichosa y no siempre puede uno darse ese lujo. Desde luego, y en mi caso, alcancé desde primera hora de la mañana de ese día del mes de mayo un estado de excitación y alegría que duró horas. recordé los cientos de veces que había podido admirarla en fotos, desde catálogos de agencia de viajes, a libros de todo tipo. El día al que me refiero, conseguí ver las pirámides de Gizeh de cerca y entrar en la última de las siete maravillas de la antigüedad que se conserva: La Gran Pirámide de Keops.

La historiografia lo data en el comienzo de la IV dinastía egipcia, durante el reinado de Keops, hijo de Snefru (otro constructor de pirámides), aproximadamente en torno al 2550 a.c, o sea hace más de 4500 años. Los número son frios, pero el abismo temporal que nos separa de aquella gente aumenta el mérito de la construcción hasta cotas mucho más elevadas.

Desde siempre ha sido uno de los monumentos más apabullantemente grandiosos que nunca se han construido. Tiene actualmente más de 146 metros de altura (originalmente medía más) por 230 metros de lado (aprox) y su mole de piedra podría contener dentro con holgura a la basílica de San Pedro en el Vaticano. Se ha calculado que contiene más de 2.300.000 piedras de aproximadamente 2,5 Tn de peso cada una, aunque ese cálculo es ciertamente aproximativo. el área que ocupa equivale al de siete campos de futbol uno junto al otro. Otro dato: si desmanteláramos la pirámide y levantáramos un muro de dos metros de altura, éste tendría una distancia de 1.600 Km, o sea, una distancia que le permitiría dar toda la vuelta a Francia. Originalmente estaba recubierta por una capa de piedra blanca pulida que ha desaparecido, quedando tan sólo cuatro piedras en una de las bases como recuerdo de cómo debió de impactar en su momento. El efecto cuando el sol daba en sus caras debió ser cegador y alucinante.

La entrada actual corresponde al llamado túnel de Al-Mamun. Esta es una abertura en la obra viva de la pirámide perpetrada por un jeque árabe allá por el año 800 por que en esa época se había perdido la localización de la entrada original. no se sabe cómo alcanzó la confluencia de dos corredores, uno descendente y otro ascendente que comunican con una de las obras maestras de la arquitectura del mundo antiguo: La Gran Galería, un corredor ascendente amplio y diáfano que contiene una de las más antiguas soluciones contructivas para descargar peso de un espacio vacio: una bóveda de piedra que va cerrando el espacio conforme se asciende. Esta cámara, que no tiene escalera propia (la que hay es una moderna) es un misterio en sí misma. Yo creo que nadie hasta ahora ha podido dar una solución satisfactoria a su utilidad práctica y a su extraña forma: hay quien dice que era una especie de ascensor para elevar piedra hasta arriba, otros que si tiene una función religiosa… en fin, se sabe poca cosa.

Pues bien, la galería nos lleva, salvando la llamada Cámara de la Reina, hasta una pequeña sala con un rastrillo de piedra tras la cual se sitúa la Cámara del Rey, una sala recubierta en granito negro que contiene un sarcófago vacio y roto y las entradas a dos pequeños corredores que atraviesan la pirámide de lado a lado y que están relacionados con la función más creible para la misma: el servir como escalera celestial para que el alma del faraón llegara hasta las estrellas circumpolares, un grupo de astros que permanecen aparentemente fijos en el cielo y que constituian. según sus creencias, el lugar de origen y destino de los faraones.

Otra de las cuestiones misteriosas acerca de la Gran Pirámide es la perfección del ajuste de sus esquinas: todas ellas están orientadas a los cuatro puntos cardinales con tal perfección que sorprende conocer su antigüedad, pues cuadrar de forma tan perfecta las enormes distancias entre las diferentes esquinas deberían haber supuesto un problema de difícil solución para un pueblo tan antiguo y poco desarrollado tecnológicamente como el egipcio, pero la realidad está ahí y si hay algo cierto es que lo consiguieron. las más correctas mediciones, llevadas a cabo por el prestigioso arqueólogo y metrólogo Flinders Petrie, revelaron que los lados tienen una equidistancia en grados asombrosa: los más modernos aparatos de medición podrían alcanzarla, pero sin ellos sería casi imposible. Lo que decimos, un enigma.

Encima de la Cámara del Rey están las llamadas Cámaras de Descarga, unas aperturas en el interior de la pirámide, justo encima de la indicada, que aparentemente descargan del enorme peso soportado por los millones de toneladas de peso que tiene que soportar. No son visitables y en una de ellas fue donde se encontró la única inscripción que existe en la pirámide: un pequeño cartucho pintado donde figura el nombre de Keops.

En los últimos años se han llevado a cabo varias expediciones, patrocinadas por National Geographic y Discovery Channel para introducir un aparato por los mal llamados canales de ventilación de la Cámara de la Reina. el resultado ha sido que han alcanzado a su vez otra mini puerta unos metros más arriba sin saber que hay detrás. Habrá que esperar un poco más para desentrañarlo. Además, varias expediciones con aparatos de ultrasonidos han detectado espacios vacios detrás de paredes y cámaras, por lo que deben existir nuevas habitaciones aún no detectadas…

Si alguna vez viajáis a Egipto, no dudeis en visitarla: si los guías os indican que no vale la pena entrar en ella, no debéis hacerles caso, porque mienten. Lo que pasa es que es más dificil acceder con grupos a la Gran Pirámide y mucho más sencillo comprar entradas para las otras dos, mucho menos interesantes y más rapidas para entrar y salir, pero que no tienen ni el encanto, ni el misterio, ni la sobrecogedora sensación de que algo allí no cuadra y debe ser explicado.

 

 

Recetas con historia. «De Re Coquinaria». Marco Gavio Apicio

•marzo 30, 2008 • 2 comentarios

Inauguramos nueva sección con la enorme ilusión de descubrir, semana a semana, una pequeña porción de historia consistente en una simple receta de cocina. Algo tan sencillo que alcanza trascendencia si remarcamos que proviene de un maravilloso legado bimilenario que nos ha sido transmitido milagrosamente : las recetas que Marco Gavio Apicio recopiló en el único recetario que, más o menos, ha llegado íntegro hasta nuestros días. Creo que es sumamente curioso y interesante el poder asomarnos al abismo de siglos que separan nuestros fogones o encimeras de un hogar romano y, de esta forma, construir un puente entre nuestra cultura alimentaria y la que disfrutaban las élites imperiales romanas de hace dos mil años. Porque se trata de jugar un poco a degustar los mismos platos que hacían furor en las grandes villas patricias y en el mismísimo Palatino de Roma, donde residía el emperador y su familia.

Apicio es un personaje que se difumina en las nieblas de la historia. La forma actual en la que nos ha llegado el libro data de aproximadamente el año 1498. Sus recetas no pertenecen sólo a la época de Apicio (siglo I d.c), sino que hay interpolaciones que por lo menos se remontan hasta la época de Diocleciano (siglo III) y incluso más tardías. El motivo es simple: cada compilador añadía nuevas recetas al que consideraban un tratado de cocina practico y actual y no un simple libro de historia. De Apicio en sí se sabe poco; se cree que vivió en la época de Tiberio, que fue amigo de Druso y que era inmensamente rico, tanto que decidió dedicar su fortuna a los placeres de la gula y que gustaba de gastar enormidades en manjares cada vez más exoticos. Ciertamente es un reflejo de la tan famosa «decadencia» romana, y algunas de sus recetas podrían ser mesa de cualquier bacanal cinematográfica, llena de nobles romanos gordos y astutos como Peter Ustinov o Charles Laughton.

Cada semana procuraremos publicar una receta, no tal y como aparece en el libro de Apicio, sino con la ayuda de las explicaciones que Atilio A. del Ré, autor italiano que ha experimentado de forma real con ellas, con resultados, a su entender, muy satisfactorios.

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Pastel de Queso

Ingredientes: 6 cucharadas de miel // 5 huevos // 250 gr de queso blanco (feta si es posible) // 600 ml de leche. 

Mezclar las cucharadas de miel con los huevos y el queso blanco. Hay que diluir la mezcla gradualmente con la leche. Debemos filtrarla para eliminar los grumos y las burbujas de aire.

Hornear a fuego medio (130º) en un molde untado de aceite o mantequilla, tapado herméticamente hasta que se endurezca la mezcla (una hora u hora y media). Dejar enfriar y reposar media hora, dejando escurrir el liquido que haya sobrado y sirviéndolo en un plato con un poquito de pimienta por encima.

a ver quien se atreve….

 

La epopeya de Aníbal Barca. Cap.I

•marzo 15, 2008 • Deja un comentario

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“Aníbal cruzando los Alpes”. Francisco de Goya.

A la mayoría de la gente de hoy en día, el nombre de Aníbal no les dice absolutamente nada. Todo lo más que les puede venir a la cabeza es el personaje central de la más que correcta película «El Silencio de los Corderos», añadiendo siempre detrás, por supuesto,  el apelativo de «caníbal». Si acorralan  un poco más a sus neuronas , puede ser que recuerden (del colegio probablemente), que fue un general, o algo así,  que tuvo algo que ver con elefantes y que atravesó los Alpes no se sabe muy bien para qué. La historia es una disciplina cultural fascinante, y creo que no está bien que ignoremos a un personaje que tuvo mucho que ver con los acontecimientos que determinaron en qué se convirtió el país que hoy conocemos como España, además de que su vida, trepidante y digna de ser novelada como pocas, no deja respiro a todo aquel que le da una oportunidad.

La investigación actual sobre su figura y los constantes descubrimientos arqueológicos sobre el mundo púnico están haciendo cambiar su imagen , modificando la que nos ofrecen las fuentes clásicas, en las que fue denostado y vilipendiado por todos los historiadores romanos (Tivo Livio principalmente) y filoromanos (Polibio), los cuales, al describir aquellos hechos  desde el punto de vista de los vencedores romanos y al escribir con clara intención propagandística, dejaron en sus contemporáneos, llegando hasta nosotros, una imprecisa descripción de su vida llena de crueldad, bajeza, artería y malas artes (la perfídia púnica). Esta visión falseada y interesada en extremo ha conseguido hacer calar en el subsconsciente colectivo de todas las generaciones posteriores a los hechos la impresión de que los habitantes de cartago eran rufianes de la peor calaña. Nada más lejos de la realidad, como vamos a comprobar.

Aníbal fue el hijo mayor de Amílcar Barca. El nombre significa «aquel que es grato a Baal», el cual era uno de los principales dioses de la religión cartaginesa. El apellido no es tal, sino un apodo que su padre adquirió en la primera guerra púnica, en la que fue considerado el general y estratega militar más capaz y inteligente de ambos bandos. Significa «el rayo», y elogiaba la rapidez y fuerza con que ejecutaba sus movimientos en el campo de batalla. El sobrenombre se convirtió en el principal apelativo de la familia y en un signo de distinción.  Por ello los historiadores hablan siempre de «los bárquidas».

La primera guerra púnica enfrentó a romanos y cartagineses en una contienda en la que acabó imponiendose Roma y en la que los norteafricanos perdieron Sicilia, Córcega y Cerdeña. La economia púnica necesitaba de nuevos territorios donde desarrollar las innatas habilidades comerciales heredadas de su patria fenicia y es ahí donde Amílcar decidió apostar por la península ibérica, demostrando mucha inteligencia al permitir a su nación abrirse a nuevas tierras sin chocar con el enemigo romano, que tan sólo tenía allí alguna ciudad aliada (como Sagunto).

Aníbal llegó con nueve años a Hispania, entrando en la misma por la antiquísima Cádiz, que había sido fundada por sus antepasadados fenícios ya hacía mucho tiempo. En el templo de Melkart, y según algunas fuentes, Amílcar hizo jurar a su hijo (la leyenda tiene un ligero tufillo a trola inventada) que siempre sería enemigo de los romanos, determinando su futuro y el de su patria en la consiguiente conflagración bélica. 

La concepción cartaginesa de las relaciones con su entorno estaba basada fundamentalmente en una visión comercial de la cuestión: necesitaban los metales y materias primas que tenía el territorio donde operaban (en este caso hispania) y comerciaban en parte para adquirir esas materias, aunque también ejercieron un control militar de determinadas zonas para asegurarse la producción de materias vitales como los metales preciosos (oro, plata, estaño y cobre principalmente). Pese a ello, demostraron inteligencia al fomentar el respeto a las demás religiones, instituciones y constumbres, aunque exigian, como estado basado en un fuerte ejército, que las naciones donde tenían presencia les cedieran hombres para defender sus intereses.

Pues bien, Amílcar murió ahogado en un enfrentamiento en la ciudad de Elike o Ilike (para la mayoría se encontraría actualmente en Elche de la Sierra), sustituyéndole su yerno Asdrúbal, que negoció un tratado con el senado romano por el que ambas no cruzarían respectivamente el río Iberos (Ebro), respetando las zonas de dominio de cada una de las potencias. Muerto a su vez Asdrúbal, el ejército votó por unanimidad que Aníbal debia ser su sucesor, obteniendo a la edad de 23 años el control de toda Andalucía y parte de Levante y debiendo gestionar un imperio en creación y un ejército basado en las huestes mercenarias de los íberos, que en su época estaban muy bien considerados como guerreros. Su gestión primeriza chocó con varias tribus, iniciando sus primeras campañas bélicas en territorio celtíbero (toma de Salamanca) y encontrando un hueso duro de roer en la elevada ciudadela de Sagunto, a la que cercó y puso en asedio. Esta postura chocó frontalemente con la de los embajadores romanos, que alegaban que Sagunto era amiga de Roma mucho antes de entrar en vigor el tratado del Ebro y que exigían a Aníbal dejar a sagunto en paz, negándose nuestro personaje a ceder en esas pretensiones y logrando tomar la plaza tras siete meses de asedio. Su decisión arrastró a su nación a otra guerra, que su genio convirtió en quasi mundial, ya que acabaron interviniendo muchas otras naciones.

El consiguiente razonamiento de Aníbal fue de una sencillez brutal: Roma quería la guerra, eso era claro, ¿porque?, muy sencillo, ambicionaban lo mismo que ellos. Debido a ello, debía tomar la iniciativa en la guerra, y si no podía atacar a Roma por mar, dado que en ese campo sus enemigos eran mucho más fuertes que él, lo ideal era sorprenderles por tierra y intentar lo que a ningún general en sus cabales se le ocurriría: atacar la propia Italia a través de los Alpes.  La notícia debió ser un auténtico jarro de agua fría para su estado mayor, seguro que todos pensarían que se había vuelto loco. Pero no, las fuentes nos indican que desde hacía meses, Aníbal tenía un plan minuciosamente preparado, habiendo hecho varias incursiones en la Galia para pactar con las tribus celtas que se encontrarían en el camino y para preparar la logística que necesitaba: puestos de defensa, comida, forraje, etc, etc. Dicho y hecho, y con el visto bueno de toda su gente, reclutó el mayor ejército que nunca hubiera tenido un bárquida bajo su mando (90.000 hombres aprox) y, saliendo de Carthago Nova, remontó todo el levante, pasando los pirineos por el paso de Camfranc (el más probable), cruzando toda la Galia, atravesando el rio Ródano y divisando al final del camino las primeras estribaciones de los inaccesibles montes alpinos.

Lo que aconteció a continuación es una de las mayores gestas nunca conseguidas en la historia. Todo queda envuelto en la niebla de la leyenda. Frío, nieve, viento, aludes…no sabemos cómo consiguió este hombre que un ejército mayoritariamente compuesto por mercenarios le siguiera con lealtad a prueba de bombas hasta las estribaciones alpinas y una vez allí, y sabiendo a lo que se arriesgaban, consintieran en continuar.  Además, y ese fue el hecho que le hizo ser recordado para la posteridad, les acompañaron varios elefantes africanos de guerra, los cuales, domesticados desde hacia tiempo, eran una de las sorpresas tácticas que él se guardaba en la manga.

 ….

hasta la semana que viene.

Akra Leuke, Lucentum y L’QNT

•marzo 4, 2008 • Deja un comentario

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La ciudad actual de Alicante es el resultado de multitud de siglos de historia humana concentrada en la zona que rodea el Benacantil, la Serra Grossa y la zona conocida como la Albufereta, triangulo de localizaciones que acumulan una rica tradición histórica y cultural.

Según las más recientes investigaciones, los restos del primer asentamiento íbero, posteriormente modificado y agrandado por los conquistadores cartagineses de la familia Barca (en este caso Amílcar Barca, padre del mítico Aníbal, y su yerno Asdrúbal), se lograron ubicar de forma definitiva en el transcurso de varias campañas arqueológicas. El sitio escogido por los antiguos alicantinos fue el pequeño cerro conocido como el Tossal de Manises, enfrente justo de la Serra Grossa, zona muy habitada desde antiguo y en la que existía una pequeña entrada del mar (albufereta), dotada, según se cree, de un pequeño puerto (no se puede confirmar, pero hay fotos de los años sesenta en los que se muestra lo que parecen instalaciones portuarias y que era conocido por la gente de la zona como el Mollet), en lo que hoy es la zona cercana a la autovía. Muy cerca de ella estaba otro centro de poder íbero: El Tossal de les Basses, con más de seis mil años de história que abarcan desde la edad de bronce hasta la época islámica.

No se han encontrado inscripciones ni pruebas de ningún tipo que demuestren que ese lugar fuera la ciudad de Akra Leuke (cuya traducción aproximada sería: el cerro o montaña blanca) que nos han transmitido las fuentes clásicas, por lo que la discusión sigue abierta. Eso sí, es probable que ambas localizaciones sean la misma, por la coincidencia de los restos cartagineses y íberos y la falta de datos sobre otras ciudades cartaginesas de la importancia que se le atribuye en las fuentes.

Una vez los púnicos fueron derrotados, el Tossal pasó a ser una ciudad romana, con todas las consecuencias que de ello se pueden desprender: tenía su foro, sus termas, sus murallas, sus templos básicos, etc. Casi se podía decir que Mr. Ikea debió encontrar inspiración en los romanos a la hora de diseñar objetos que puedes encontrar de forma idéntica en cualquier hogar del mundo. Esta nueva ciudad, Lucentum, tuvo una vida no demasiado larga ni fructífera, precisamente por tener un vecino más fuerte y preparado: Ilici (Elche). Ambas estaban situadas cerca de la via romana más famosa de España: la Via Augusta, pero Elche tenía una mejor situación general y acabó por eliminar a su adversario.

 En la época tardoromana, la actividad social y humana se centró fundamentalmente en Elche, y no fué hasta el comienzo del dominio musulmán, cuando la nueva ciudad, L’Qnt (la blanca) se fundó de nuevo en las faldas del monte Benacantil, manteniéndose de forma más o menos intacta hasta el imparable avance cristiano y la posterior incorporación al Reino de Aragón con Jaume I. Hay muy pocos restos del pasado árabe de la ciudad, destruida completamente tras el bombardero francés del siglo XVI y tan sólo su nombre (curiosa coincidencia entre Akra Leuke y L’Qnt, pues ambas incluyen la palabra «blanca»), nos recuerda que  una vez perteneció al islam a través del reino taifa de Deniya (Dénia).

Se llame como se llame, la verdad cierta es que yo, aunque de corazón más cartaginés que romano, cristiano o musulmán, vivo y disfruto mucho en ella.

Hasta pronto.

 

El enigmático mecanismo de Antikythera

•febrero 22, 2008 • Deja un comentario

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            1                   2                         3                              4                            

1,2 y 3- Fotografías de las diversas partes que se conservan en el Museo Arqueológico de Atenas.

4- Reconstrucción hipotética del mecanismo.

Descripción General: Reloj astronómico que reproducía el movimiento del sol y la luna (en el original, posiblemente también de los planetas) con sofisticados engranajes que producían la relación 254:19 (revoluciones siderales de la luna : años solares). Gracias a engranajes diferenciales que sustraían el  movimiento del sol al de la luna, esta especie de calendario perpetuo mostraba también las fases lunares. Los restos de este mecanismo se encontraron en 1902 en un barco hundido cerca de Creta y fueron estudiados por Derek De Solla Price (1922-83) en los años 70, quien tuvo que admitir la necesidad de un cambio en la concepción que hasta entonces se tenía de la ciencia y tecnología griegas en el período helenístico (siglos IV-II a.C., período comprendido entre la muerte de Alejandro Magno y la conquista romana de los territorios en los que se había dividido el imperio alejandrino).

antik1.jpg 1.- Reconstrucción física del aparato.

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El llamado mecanismo de Antikythera es uno de los descubrimientos arqueológicos más desconcertantes y desestabilizadores de todos los tiempos,  manteniéndose además en un incómodo anonimato para el mundo en general.  Fue descubierto a principios de siglo por unos pescadores del pequeño pueblecito pesquero griego de antikythera entre los restos de un naufragio romano del siglo II de nuestra era. Desde el principio intrigó muchisimo encontrar unos restos de lo que parecían las diversas partes (81 fragmentos) de una maquinaria, compuesta por engranajes y piezas de una desconcertante complejidad, en un substrato histórico (romano) que no le correspondía, por lo que inicialmente se pensó que habían acabado en el mismo sitio por error, o que alguien las había depositado allí.

El misterio se fue enredando todavía más cuando en los años 70 se pudo certificar que los restos tenían una antigüedad incuestionable de unos 2000 años (año 87 a.c) y que el mecanismo tenía todos los visos de ser un reloj o calculadora astrolábica o solar.  La comunidad arqueológica internacional no podía dar crédito, pues ¿cómo era posible que se hubiera construido en aquella época un sistema compuesto por engranajes diferenciales, algo que no pudo volver a ser recreado hasta el siglo XVI?. Según lo puesto de manifiesto por las fotografías, el Mecanismo  está constituido por cinco cuadrantes, agujas móviles y unas 30 ruedas dentadas, movidas, con toda probabilidad, por una manivela. El misterio estaba servido. Era el aparato más sofisticado del que se tenga conocimiento en el mundo antiguo y su aceptación supone elevar el nivel de tecnología de la cultura griega a límites nunca sospechados y más cercanos al siglo en que vivimos que a la teórica época de su construcción.

Además, al rebuscar entre las fuentes clásicas, los historiadores comenzaron a tomar en serio las descripciones que el famoso orador Cicerón introdujo en sus escritos, en las que indicaba que había llegado a su conocimiento que había existido un instrumento similar que había sido construido por el filósofo griego Poseidonios, que fue famoso por establecer una prestigiosa escuela de astronomía en la isla de Rodas. Poseidonios lo construyó teniendo en cuenta las tesis del famoso astrónomo y matemático Hiparco de Nicea. Se cree que el instrumento debió perderse en el mar tras un naufragio cuanto era enviado a Roma para ser mostrado a alguna persona acomodada, probablemente un patricio o alguien con el sufiente poder dentro de la República (senador o cónsul), aunque esto no es más que una hipótesis, pero que queda en cierta manera avalada ante la evidencia de la excepcionalidad del invento.

Desde el año 2005 existe un proyecto conjunto entre investigadores británicos y griegos (The Antikythera Mechanism Research Proyect), que han realizado reconstrucciones hipotéticas del mismo y del que son notícia las espectaculares simulaciones que dan una idea de la increible exactitud que podría haber alcanzado el aparato. La última noticia sobre el equipo es que han podido descubrir, mediante un microscopio ultrasensible, una enorme cantidad de inscripciones en griego en la parte posterior de los restos existentes, en lo que podría ser un libro de instrucciones del aparato ¿increible, no?.

En nuestra miope, engreida y tecnificada sociedad, noticias como esta te demuestran que el ingenio humano nunca ha tenido límites y que el uso de la tecnología no es exclusivo del homo sapiens-post-revolución industrial.

 

 

 

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¡¡Salvemos Numancia!!

•febrero 17, 2008 • Deja un comentario

numancia1.gif El cerco de Numancia por Escipión.

Ha llegado a nuestros oidos un nuevo atropello urbanístico, en este caso en proyecto, que puede agredir directamente a uno de los más importantes yacimientos históricos de la península, el cerro situado a unos 9 km de Soria, en el término municipal de Garray, más conocido por su nombre celtíbero, Numancia.

El ayuntamiento de Soria (como no, una vez más las corruptas administraciones locales españolas) y la Junta de Castilla y León ( aún más grave, si cabe ), quieren construir un polígono industrial y una urbanización en las inmediaciones del cerro, rodeado por dos rios, el Merdancho y el Duero. Situado muy cerca de Soria y, todavía hoy imponente en su altura dominante sobre toda la zona, El cerro de Garray es uno de los puntos de interés históricos más importantes de la historia de la guerras celtíberas y de la romanización de la antigua hispania. Su nombre fue citado por una gran cantidad de escritores clásicos, desde Apiano en su libro sobre las guerras celtibéricas a Diodoro de Sicilia, Tito Livio, Valerio Máximo, Plutarco, Dion Casio, Paulo Orosio y otros.

El enclave fue ocupado, dada su perfecta situación estratégica, desde antiguo, aunque fue durante las guerras de ocupación romana del interior de la península cuando su nombre entró de lleno en la leyenda. La ciudad, principal enclave de la tribu celtíbera de los arévacos, hizo que su negativa a ceder ante los hijos de la loba y su resistencia contra todo pronóstico a los diversos ejércitos que año tras año se enviaban para sojuzgarla, se convirtiera en un acicate para que el resto de tribus se alzaran contra la dominación de Roma.

Durante más de 18 años lograron mantener intacta su posición. El terror que los guerreros arévacos generaban en el inconsciente romano fue tal, que en varias fases del conflicto, los conscriptores romanos tuvieron verdaderos problemas para reclutar nuevas tropas ante las enormes bajas que se producían ante la pequeña ciudad. Éste es quizás el dato más relevante de su resistencia, ya que la desproporcion de fuerzas era desmesurada. Numancia es una ciudad relativamente pequeña y el número total de guerreros arévacos nunca debió ser superior a 15.000 hombres (hay varias teorías al respecto, pero éste es el número más aproximado al real), con lo que, si tenemos en cuenta que, por ejemplo, sólo el ejército de Quinto Pompeyo estaba compuesto por más de 30.000 legionarios, podemos observar que la machada numantina fue de órdago.

Todo acabó cuando el senado romano, harto de mantener una sangría de bajas permanente y de permitir que el prestigio de Roma se viniera abajo, junto con la moral de sus tropas, por culpa de una minúscula ciudad llena de provincianos sin civilizar, envió en el año 134 a.c a su mejor general de entonces, Publio Cornelio Escipión Emiliano, descendiente del «Africano» y también conquistador y destructor final de Cartago en la tercera guerra púnica. Se le envió con órdenes de acabar de una vez por todas y con mayores recursos que todos los anteriores. Escipión reordenó el ejército, inició un cerco alrededor de la ciudad mediante la construcción de un foso y varios campamentos que impedían que nadie pudiera salir de la ciudad, y 15 meses después, consiguió que los numantinos se rindieran por hambre.

Si habéis visitado el yacimiento, habréis observado la patética falta de medios para la correcta divulgación del mismo. Las instalaciones son pequeñas, antiguas y penosas, y no existe ningún museo in situ, como creo yo que debería ser. Una vez más la dejadez de algunos gobiernos autonómicos por su patrimonio cultural es muy patente y impide que sitios como numancia se conviertan en auténticos motores turísticos de las zonas donde están situados. Si encima, le añadimos la inclusión de elementos distorsionadores como el polígono industrial que está en proyecto, el daño permanente para el patrimonio español puede llegar a ser irreparable.

Opongámonos a su construcción, integrándonos en las filas de los opositores a su proyectado emplazamiento como la Real Academia de la História, La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y La Facultad de História de la UNED.

A por ellos!!!!

Alicante, los Fenicios y Los Salazones.

•febrero 10, 2008 • 1 comentario

images.jpg Antigua fábrica de salazones

Desde que comencé a vivir en estas tierras, muy bien por cierto, una de las primeras cuestiones que llamaron mi atención sobre las costumbres culinarias particulares de la zona fue el frecuente uso en ensalada o como simple entrante de una gran variedad de pescados en salazón.  

En mi caso, igual que como para cualquiera que haya nacido y vivido cerca del mar, el pescado seco o en salazón no era ningún desconocido, y aunque su sabor nunca ha sido del todo de mi agrado, sí que habia podido probarlo en más de una ocasión. En el caso de Alicante, lo que más me sorprendió fue la diversa variedad de tipos que uno podía encontrar en cualquier tienda de embutidos, ocupando casi siempre una parte importante del mostrador de productos.

La preponderancia y el gusto por este tipo de alimentos conservados por largo tiempo mediante procesos de secado y salado tradicionales se puede observar por todo el levante español, aunque son varios los puntos geográficos donde esta tendencia es superior a la media: Alicante, Murcia y Cádiz. Los tres son pistas importantes a la hora de poder indagar en la procedencia de esta manera de conservar el pescado, puesto que todos ellos, en su momento, fueron puerto de llegada de un pueblo viajero y comercial que, gracias a la habilidad de sus marinos pudo llegar a cualquier parte del mediterráneo. Hablamos, como no, de los Fenicios.

Un pueblo singular, de origen semita y situado en una región de Asia Menor dominada por el mar en su parte occidental y por una tierra agreste, seca, montañosa en la oriental, en la  que el único objeto valioso que existía era el Cedro del Líbano, un árbol frondoso con una madera muy cotizada en la antiguedad. Esta situación les obligó, digámoslo así, a buscar su fortuna en la mar, en la que pronto destacaron por sus habilidades marineras, comenzando una carrera para establecer puntos de comercio en muy diversos parajes, llegando incluso, según las fuentes antiguas, a circunnavegar África (periplo de Hannón)

Aproximadamente en el siglo VI a.c llegaron a España, fundando colonias por todo el Levante y Andalucía. En el caso de Alicante destacan plazas como Dénia, Jávea, Calpe, El Campello (Illeta dels Banyets), Alicante (Tossal de Manises), Santa Pola y Tabarca (nombre fenicio que ha sobrevivido).

Los Fenicios (cuyo nombre derivó en época romana a púnicos, por la palabra griega Phoinikés -los rojos-, que se les dió por su habilidad en la producción de los moluscos de los que conseguían el púrpura o tinte rojo para la ropa), eran obviamente especialistas en el tratamiento del pescado para su conservación a largo plazo, conocimiento que se transmitió a través del contacto con los grupos tribales íberos que habitaban la zona.

Resumiendo, creo que cuando saboreemos un poco de hueva, o de atún de zorra, o de cualquiera de las variedades que se pueden encontrar en la ciudad, sería bueno pensar en la trascendencia temporal que pueden alcanzar algunas costumbres, que repetidas día a día han conseguido salvar el escollo de dos milenios que nos separa de aquel pueblo curioso, negociante y un poco pirata que fueron los fenicios.

Buen provecho.

Publio Cornelio Escipión «El Africano».

•enero 31, 2008 • 2 comentarios

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Arqueólogos de la Universitat de Barcelona (UB), bendito lugar al que un servidor dedicó muchas horas de su tiempo (sobre todo a su excelente bar), han descubierto en la localidad tarraconense de Amposta el enorme campamento militar desde donde comenzó la romanización de la peninsula. Situado enfrente de Amposta, en el término de La Palma, ocupaba más de treinta hectáreas y fue ocupado por los 25.000 soldados que Escipión llevó a la península y con los que derrotó de forma definitiva al poder de Cartago.

Escipión fue, junto a Mario, César y Pompeyo, el general más prestigioso que nunca tuvo Roma. Proveniente de una familia patricia de rancio abolengo, los Escipiones, que habían ocupado desde antiguo las más altas magistraturas de la República y cuya «gens» o identidad social dentro de las primitivas tribus que ocuparon las siete colinas del Lacio, siempre había resonado en las reuniones del Senado.

Su padre, también llamado Publio Cornelio Escipión, llegó a ser cónsul (la más alta magistratura romana, compuesta por dos personas elegidas por un año y que ostentaban el poder de forma conjunta) y logró relevancia al iniciarse la segunda guerra púnica, cuando Anibal, el genial estratega cartaginés, que había declarado la guerra a Roma y había conseguido atravesar los Alpes con su ejército y elefantes en una marcha legendaria, se enfrentó con él y le venció en las primeras y decisivas batallas de la guerra (Ticino y Trebia). Recuperado de las heridas recibidas en las escaramuzas, reclutó un nuevo ejército y se dirigió a Hispania, donde fue derrotado y muerto junto a su hermano Cneo. (si alguna vez pasáis por Tarragona, a la altura de Roda de Barà hay un monumento funerario que los recuerda).

Escipión Africano fue testigo directo de la enorme derrota romana en Cannas, donde Aníbal aniquiló en el año 216 a ocho legiones romanas (más de 75.000 hombres) con menos de la mitad de hombres. Esta batalla, por cierto, se comenta todavía hoy en día en la famosa academia de West Point en la que los profesores desgranan las tácticas empleadas en esa batalla como ejemplo del genio militar del mítico cartaginés. Comprobó qué cosas no se debían hacer en un campo de batalla y tomó debida nota de lo que había hecho su enemigo.

El pánico que provocó Cannas en el subsconsciente romano fue de tal envergadura que el dia en sí siempre fue recordado como el más infausto de su calendario y hizo acuñar la famosa frase que las madres repetían a sus hijos cuando supieron que Aníbal había acampado a las afueras de Roma: ! Annibal ad portas!

La situación requería medidas desesperadas y así fue como Escipión consiguió convencer, pese a su juventud, que era necesario que le concedieran el mando de un ejército: el de Hispania. Allí llegó, desembarcando en Ampúries (Girona), y una vez comprobó que sus tropas estaban bien entrenadas, se dirigió al sur, comenzando la conquista de nuestra península ibérica con la toma de Sagunto y redondeándolo posteriormente con el audaz asedio de Carthago Nova. Todo ello culminó varios años más tarde con las victorias sobre los ejércitos cartagineses en Baecula e Ilipa y la expulsión posterior de éstos.

La situación de Anibal era desesperada, llevaba más de 17 años luchando y ganando en Italia, pero no había podido doblegar a Roma. Cuando supo que Escipión había tomado su mismo camino atravesando el mar, desembarcando en Túnez y comenzado el sitio de Cartago, entendió que su aventura en Italia debía tocar a su fin.

Se enfrentaron en las infecundas llanuras de Zama. La noche anterior de la batalla, Escipión recibió en parlamento a Anibal, que sabía que, por primera vez en su vida, esta vez no podía ganar. Las fuentes indican que los dos se elogiaron mutuamente aunque no pudieron llegar a un acuerdo sobre las condiciones necesarias para no comenzar el combate. La Historia nos dice el resto: Escipión venció y, a partir de ese día fue llamado «Africanus» en honor a esa victoria.

Pero la patria no pagó bien sus servicios, pues una vez volvió a Roma y se estableció como senador, fue llamado de nuevo a filas y enviado a oriente, desde donde al volver, victorioso de nuevo, fue acusado de malversación de fondos públicos por sus enemigos políticos. Eso, para un hombre que siempre demostró humildad y servicio a la patria fue definitivo y se retiró de la politica. Tanto despecho provocaron en su persona que, en la tumba colectiva que los Escipiones tenian (y tienen, pues todavía existe y es visitable) al comienzo de la Via Appia en Roma, no hay ni rastro de nuestro protagonista pues se negó a ser enterrado allí.

Si alguna vez pasais por la A-7, al cruzar el Ebro por Amposta, estareis entrando en la leyenda, pues de no haber sido por Escipión, nuestro país puede que nunca se hubiera romanizado y quien sabe que idioma hablariamos…

Ave.

El aniversario de 1808 y la Guerra de Irak

•enero 29, 2008 • Deja un comentario

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Hace ahora 200 años el pueblo español, permisivo hasta la estupidez con gobernantes absolutistas, despóticos y inoperantes como los últimos Austrias (y los Borbones a partir de Carlos III), decide oponerse en masa al intento de anexión por parte de Napoleón, que había conseguido engatusar a Carlos IV y a su familia, – untando a base de bien a su valido Godoy, que creo se veía asimismo en la oportunidad única de convertirse, si las circunstancias eran propicias, en nuevo Rey de España- , atrayéndolos a Bayona y ordenando al ejército que se suponía aliado de los españoles en la lucha contra Inglaterra ocupar todo el territorio (la excusa que les permitió introducir las tropas fue el eterno peñón de Gibraltar).

Pero la historia a veces traiciona a los traidores. En el momento de ascender a su hermano José a la corona española (ya era rey en Nápoles), la increíble idiotez del hombre encargado por el pequeño corso para que se hiciera cargo de los, según sus propias palabras, “despreciables españoles”, Joaquin Murat  (el gallardo comandante de húsares, tan corto de luces como temerario en el campo de batalla), que reprimió los primeros conatos de rebeldía en Madrid con una crueldad innecesaria, hizo que el pueblo entero reaccionara con violencia y, en vez de propiciar una incorporación pacífica al Imperio Napoleónico ( En aquella época se veía a Bonaparte como a un revolucionario izquierdista) , provocó un alzamiento en masa y el primer revés en un campo de batalla de la Grande Armée – La batalla de Bailén -.

Sé que las comparaciones son odiosas, aunque, salvando las enormes distancias temporales y de situación entre ambos hechos, sí que puede observarse una similitud entre las dos situaciones: Un país con su riqueza (Petróleo en el caso de Irak y el Oro de las Indias en el caso de España)  dilapidada por sus gobernantes, con una población analfabeta, orgullosa y fanática que los adora y los teme al mismo tiempo, y un ejército invasor (Francia entonces y EEUU ahora) que, con malas artes y motivos infundados, entra en el país y reprime a la población civil con dureza calculada y vil para obtener sus frutos (Napoleón necesitaba una salida al mar Atlántico y el trigo de nuestros campos y los americanos el petróleo).

Ya sabemos como acabó todo en 1808 y en los años de guerra de independencia: hambre, sufrimiento y muchas pérdidas humanas y materiales. En el caso de Irak sólo hay que leer las notícias cada día para comprobar el alcance de la tragedia. ¿les espera a los yanquees un futuro similar? No lo sé, pero si tiraran un poco de hemeroteca, podrían comprobar lo que les pasó en un lugar llamado Vietnam hace no muchos años.

Viva Curro Jiménez…

Hasta luego.